
Penetrar pasillos oscuros
largamente transitados
por espectrales siluetas
contoneándose
al ritmo sideral de las pulsiones.
Palpar
rostros
carcomidos por la penumbra
adivinando facciones y fricciones
en pómulos y comisuras.
Ciegos gallos en matadero
encrespados machos
de exiguas virilidades.
Mas de una vez,pisé con ímpetu
y recibi solo como respuesta
menudos picotazos.
Cuando todos tiraban a matar
yo presumí de bataraza encelada
al borde del éxtasis a riesgo
de terminar cruentamente decapitada.
Ningún gallinero me albergó
sin antes tener que pasar
por certera prueba o examen
a fuer de rabiosos espolones.
Ni sumisa ni cocorita
me entregué a un orgiástico
concierto matutino.
Al final me desplumaron
-como siempre-
en similares antros
alambrados de misterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejen aqui los comentarios que gusten,no hay ningun. condiciòn,los invito a explayarse hasta la nausea corrosiva y maldita.